Cuando llega el segundo embarazo, son muchas las preguntas que rondan la cabeza de los padres: ¿Cómo se lo vamos a decir a nuestro hijo? ¿Cómo reaccionará? ¿Le aceptará o se sentirá destronado?
Lo primero que debemos hacer es sentarnos a hablar con nuestro hijo o hija y explicarle que va a tener un nuevo hermanito o hermanita con la que poder jugar y a la que poder enseñar todo lo que sabe. Es muy normal que no llegue a comprender bien que supone todo esto, sobre todo si es muy pequeño.
Es normal que el niño pueda tener celos previos al nacimiento del bebé, sobre todo cuando el embarazo sea evidente y se comience a preparar la llegada en casa.
A partir de ahí es importante que el niño se sienta atendido y querido, y para ello debemos pasar tiempo de calidad con él.
Además, debemos implicarle en la nueva organización familiar:
- Pedirle que nos ayude a buscar un nombre para el bebé.
- Puede resultar de ayuda visitar amigos o familiares que acaben de tener un hijo.
- Dejar que nos acompañe a alguna revisión ginecológica. Si el niño puede estar presente en una ecografía, oirá los latidos del corazón de su nuevo hermano.
- Deberíamos hablarle de él, de cómo tiene que cuidarle y enseñarle como su hermano mayor que es.
En el hospital, es muy positivo que vaya a conocer a su nuevo hermano,a ser posible con el padre, y evitando la presencia de terceras personas. . Es recomendable que la mamá no tenga al bebé en brazos cuando vaya y que le dedique atención al mayor, que podrá coger a su hermano pequeño, pero sin forzarle.
En el momento de volver a casa, puede ser buena idea traerle un regalo especial como un cuento o juego para celebrar la vuelta a casa.
El hermano mayor manifiesta sus celos con la desobediencia, el llanto, o incordiando a su hermano, pueden volverse más retraidos, o manifiestan ciertas formas de regresión (pide de nuevo el chupete si ya lo había dejado, habla peor o vuelve a hacerse pis). En algunas ocasiones sufren transtornos en la alimentación o en el sueño. Lo normal es que cuando acepte la nueva situación, estos comportamientos desaparezcan solos.
Normalmente, el niño pasará por tres etapas antes de aceptar a su nuevo hermano:
- La etapa inicial será la de protesta. En esta etapael niño intentará reclamar la atención de los padres.
- La etapa de desesperación, puesto que va entendiendo que su hermano se quedará en casa.
- La etapa de aceptación. El niño acepta la nieva situación, y al nuevo miembro de la familia.
Hasta que llegue la última etapa, hay algunos consejos que podemos seguir para que este periodo sea más fácil.
- Buscar momentos para estar con él.
- No aislar al mayor: que se hable con él cuando venga gente a conocer al pequeño y que otros familiares pasen tiempo con él.
- No ridiculizar sus sentimientos.
- Enseñarle fotos de cuando era pequeño.
- Involucrarle en las tareas del cuidado del bebé: Que nos ayude a bañarle, que nos traiga la esponja, un pañal…
- No usar sus juguetes favoritos para calmar al bebé.
- Mantener en lo posible sus rutinas de antes de que llegara el bebé.
Es posible que a pesar de hacer todo esto, el niño siga llamando nuestra atención. A veces lo hará por las buenas, pero otras lo hará por las malas, tirando cosas al suelo, gritando y enfadándose. Eso no lo hace para hacernos daño, sino para decirnos a su manera que no está de acuerdo con esa nueva situación y quiere que le demostremos que le queremos.
Pero aunque esto sea una prueba de amor en toda regla, hemos de coger las riendas de la situación, no permitírselo todo, sobre todo cuando el bebé requiera nuestra atención, ya que no debemos tampoco dejarlo de lado.
De entrada, no hay que prestarle más atención, ya que esto sería demostrarle que gracias a los celos consigue más miramientos y afecto. Hay que ser firme si el niño quiere volver a las costumbres del pequeño (biberón, chupete, etc.), sin humillarlo.
Es muy importante marcar las diferencias entre los hermanos y dar a cada uno lo que se merezca o necesite en cada momento. Cada hijo es distinto, y hay que diferenciarlos y tratarlos de acuerdo con su manera de ser, para que cada uno pueda descubrir su propia identidad.
A todo esto, hay dos cosas que debemos tener: paciencia y sentido común.
Fuentes: Asociación Española de Pediatría; Ser padres; Bebes y más.
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