Los trastornos del aprendizaje son un grupo heterogéneo de diferentes alteraciones del desarrollo neurológico que se ponen de manifiesto en la niñez.
El Trastorno del Aprendizaje se define como una dificultad inesperada, específica y persistente para la adquisición de un aprendizaje pese a una instrucción convencional, nivel de inteligencia y oportunidades socioculturales adecuadas. Estos trastornos se incluyen dentro de los trastornos del neurodesarrollo e interfieren en el aprendizaje de habilidades académicas y/o sociales y a menudo coexisten con problemas de conducta, de estado de ánimo y/o de ansiedad.
Los trastornos del aprendizaje, si no son detectados a tiempo, no se diagnostican de manera correcta y no son tratados de forma efectiva exponen al niño a repetidas experiencias fallidas, pueden reducir la motivación por el aprendizaje y favorecer la aparición de problemas asociados que afectan la autoestima y el bienestar emocional del niño. El niño puede mostrar signos de tristeza, frustración o decepción. Pueden ocurrir también problemas conductuales como mal comportamiento o presentarse conjuntamente a un TDAH (Trastorno por Déficit de Atención con hiperactividad). Aunque no existe acuerdo acerca de las causas de la relación entre el TDAH y las dificultades de aprendizaje la comunidad científica coincide en que las dificultades específicas de cada trastorno favorecen el desarrollo del otro.
Las cifras de prevalencia en la edad escolar varían entre un 5 y un 15%, siendo el 10% la prevalencia mayoritariamente reportada.
Los Trastornos del Aprendizaje pueden afectar al lenguaje de forma global, al lenguaje escrito, al Cálculo matemático, etc. A veces, la dificultad está en la capacidad para prestar atención, concentrarse o aprender a organizar y planificar adecuadamente las tareas. Otras veces, la discapacidad está en la esfera de la conducta: dificultad en el control de impulsos y la actividad motriz o en la destreza para la motricidad fina y la orientación en el espacio. Muchas de estas habilidades son las que pueden estar afectadas en los niños con distintos trastornos específicos de aprendizaje.
Los Trastornos del aprendizaje siempre han existido. Sin embargo, actualmente, contamos con hallazgos e investigaciones que nos han permitido identificar y analizar profundamente cada uno de los casos. Los trastornos del aprendizaje se asocian a una de las primeras causas más frecuentes del bajo rendimiento y fracaso escolar, así pues, hacer una buena prevención y detección, nos permitirá evaluar y saber cómo debemos intervenir para evitar futuros trastornos emocionales.
No todos aprendemos ni de la misma manera ni a igual ritmo. Debemos adaptar nuestra forma de educar, tener en cuenta las necesidades, diferencias y dificultades de nuestros alumnos.
Clasificación
En función del área académica afectada podemos diferenciar los siguientes tipos:
- Dislexia:
La dislexia es un trastorno especifico del aprendizaje de la lectura de base neurobiológica. Es una dificultad inesperada para el aprendizaje de la lectura en un niño con inteligencia, motivación y escolarización adecuada.
El más frecuente. Afecta al 5-17% de la población infantil.
En este trastorno, existe una fuerte carga hereditaria. El 40% de los hermanos y entre un 30 y 50% de los progenitores de los niños disléxicos también presentaron el trastorno. Los padres a menudo se sienten identificados con las dificultades que presenta su hijo, aunque nunca hayan sido diagnosticados
Supone una dificultad para la lectura de palabras. Los niños con dislexia tienen dificultades para recitar el alfabeto, denominar letras, realizar rimas simples y para analizar o clasificar los sonidos. Además, cuando tratan de leer, lo hacen lentamente, vacilan y se producen omisiones, sustituciones, inversiones o adicciones.
En la escritura, cometen errores ortográficos predominantemente naturales (uniones y fragmentaciones de palabras, inversiones, sustituciones, omisiones, adiciones de letras y/o sílabas) y también arbitrarios, pero de menor importancia (b/v, j/g, h, acentuación …)
También tienen problemas de seguimiento visual y de comprensión.
De forma paralela o secundaria, el niño disléxico puede manifestar:
• Rechazo a las tareas relacionadas con la lectura.
• Vergüenza para leer en público.
• Falta de tiempo para terminar las tareas escritas.
• Malos resultados en los exámenes escritos.
• Baja autoestima.
- Disortografía:
La disortografía es una limitación en la expresión escrita. Afecta al contenido y composición de las palabras que se escriben; es decir, existe un problema para reconocer, comprender y reproducir los símbolos escritos.
Se cree que afecta entre un 3 y un 10% de los niños de edad escolar; existen evidencias de que los niños que sufren este trastorno pertenecen con frecuencia a familias con antecedentes del mismo.
Los niños con disortografía cometen, de manera reiterada, una serie de errores al escribir que pueden hacer incluso ininteligible su escritura, la cual, además, es lenta. Los más comunes son: rotación de letras similares (p, q, b, d, u, n), omisiones, inversiones (“sol” en lugar de “los”), sustitución de fonemas (“t” por la “d” y la “p” por la “b”), unen palabras al escribirlas o las separan por las sílabas que las componen.
La discalculia es un trastorno específico en el procesamiento numérico y el cálculo. Se manifiesta en niños con una inteligencia normal y una educación convencional. Como el resto de TA, tiene una base neurobiológica y probablemente un componente genético.
Con frecuencia, la discalculia se presenta de forma comórbida con otros trastornos del neurodesarrollo. De hecho, dos tercios de los niños afectados de discalculia padecen otro trastorno del desarrollo.
En el cálculo están implicadas diversas funciones cognitivas: la atención, las funciones ejecutivas, la memoria, el lenguaje y la percepción.
Los niños con discalculia cometen errores en las operaciones matemáticas básicas (suma, resta, multiplicación y división), confunden signos (+, -, / y ×), tienen problemas en el cálculo mental, dificultades relacionadas con la orientación espacial, tanto la propia como la de los objetos, y con los conceptos abstractos del tiempo y la dirección.
- Habilidades no verbales
Los niños con trastornos de aprendizaje de habilidades no verbales parecen desarrollar buenas habilidades básicas del lenguaje y sólidas habilidades de memorización a través de la repetición en forma temprana durante la niñez. Las dificultades están presentes en las habilidades visuales-espaciales, las habilidades visuales-motoras y otras habilidades necesarias en el funcionamiento social o académico.
Un niño con un trastorno de aprendizaje en habilidades no verbales puede tener problemas con las siguientes habilidades:
- Interpretar expresiones faciales y señales no verbales en las interacciones sociales
- Usar el lenguaje apropiadamente en situaciones sociales
- Coordinación física
- Habilidades motoras finas, como escribir, con mala letra y poca habilidad para el dibujo.
- Atención, planificación y organización
- Nivel superior de comprensión lectora o expresión escrita, que suele aparecer en los últimos años de la escuela primaria.
Diagnóstico
El diagnóstico de los trastornos de aprendizaje, es clínico a partir de la historia clínica, valoración neurológica global, todo ello apoyado en los datos aportados por el estudio neuropsicológico. No se dispone de ninguna prueba diagnóstica específica.
Tratamiento y pronótico
El único tratamiento eficaz de los trastornos del aprendizaje es una correcta enseñanza, un proceso de reeducación con técnicas específicas individualizadas, que debe iniciarse lo antes posible.
El abordaje directo de estas dificultades debe hacerse desde una perspectiva global que cuente con el apoyo de familiares y profesores, mediante programas individualizados para cada dificultad específica y siempre en colaboración con los profesionales específicos en cada área (logopedas, psicopedagogos, psicólogos, etc.).
La coordinación entre los especialistas que atienden al niño, la escuela y la familia es fundamental.
El tratamiento individual que recibe cada niño irá cambiando con el tiempo y el enfoque del tratamiento debe irse adaptando a cada etapa.
El pronóstico es favorable siempre que se detecte de forma precoz y se instaure el tratamiento correcto.
Cuando el tratamiento establecido es apropiado, la mayoría de los niños pueden superar o aprender a compensar los problemas escolares que se hayan podido presentar.
Fuentes:
Trastornos del aprendizaje
- A. Sans, C. Boix, R. Colomé, A. López-Sala, A. Sanguinetti. Unidad de Trastornos del Aprendizaje Escolar (UTAE), Servicio de Neurología. Hospital Sant Joan de Déu. Esplugues (Barcelona)
- Mayo clinic, En familia AEP, Fundación ADANA