Los niños adquieren el patrón del sueño considerado «normal» de forma natural y espontánea (como la deambulación o el control de esfínteres), pero como en otros aspectos del desarrollo infantil hay gran variabilidad.

Los bebés duermen la mayor parte del día, hasta un total de 16-­18 horas, pero se despiertan a menudo para comer, ya que su crecimiento es muy rápido. Hacia los 2 meses y medio pasan ya algún rato mas largo despiertos y sin comer.

A partir del 2º semestre de la vida van apareciendo las fases de sueño de la edad adulta, aunque cada bebé evolucionará de forma particular. Todavía son frecuentes los despertares.

El patrón adulto de sueño se adquiere hacia los 5-­6 años. Se compone de ciclos con 5 fases, las 4 primeras constituyen el sueño NO REM, y la quinta el sueño REM.

 

  • Fase 1: Adormecimiento. Dura pocos minutos y se perciben estímulos del exterior.
  • Fase 2: Sueño ligero. ya no se perciben estímulos
  • Fase 3: Transición al sueño profundo. Si la persona se despierta en ese momento se encuentra confusa y
  • Fase 4: sueño profundo.
  • Fase 5: sueño REM. Donde se producen los sueños. Se caracteriza por movimientos rápidos de los ojos. Si la persona se despierta se encuentra descansada y alerta.

El sueño nocturno tiene 4-­5 ciclos de 90 a 120 minutos cada uno. El primer sueño REM de la noche dura 5 minutos, mientras que el último dura 30 minutos, gracias a esto, es mas fácil despertarse a última hora de la noche con cualquier ruido que en la primera. El patrón de duración de las diferentes fases del sueño varia con la edad: el porcentaje de sueño REM es mucho mayor en los niños que en los adultos. Entre cada ciclo se vuelve a la fase 1 y, por tanto, se percibe lo que ocurre en el entorno.

Si todo está como al comenzar el sueño, este prosigue. Si se producen cambios, se pasa a un estado de alerta y hay un despertar, mecanismo de adaptación durante la evolución que facilitó la supervivencia. Por eso conviene que los niños se acuesten a dormir en el mismo lugar en que van a pasar el resto de la noche.

El sueño tiene una función reparadora e interviene en la maduración neurológica cerebral. Dormir menos de lo necesario produce irritabilidad y disminución de la concentración.

Aunque hay grandes variaciones interpersonales, el tiempo de sueño necesario varia con la edad. Parece que 3 de cada 10 niños pueden tener alguna dificultad para adquirir un patrón de sueño regular. En muchos casos puede tratarse de expectativas poco realistas por parte de la familia, en otros está relacionado con el temperamento infantil y en otros con las rutinas de sueño inadecuadas .

El sueño durante el primer año de vida

Si su hijo toma el pecho, es normal que lo pida varias veces durante la noche. 

Las tomas nocturnas producen descargas mayores de oxitocina y son muy útiles para favorecer la prolongación de la lactancia materna. Es probable que entre los 7 y 9 meses haga mas tomas nocturnas. En general, los bebés que toman el pecho tardan mas tiempo en establecer sueño prolongado. Sin embargo, la lactancia materna tiene interesantes ventajas para la salud del bebé y su madre, y es el modelo natural de desarrollo del ser humano.

Si ha optado por acostar al bebé en su propia cama para facilitar las tomas del pecho, recuerde que para disminuir el riesgo de muerte súbita del lactante el bebé debe estar acostado boca arriba, las mantas o edredones no deben ser pesados, el colchón ha de ser firme y no debe fumar en la casa. La lactancia materna contribuye a proteger de este riesgo.

Si toma fórmula artificial, posiblemente haga pausas nocturnas mas largas. Es preferible que duerma en su cuna, acostándole cuando aún esté despierto. Si se despierta puede probar primero a consolarle. Se recomienda no encender la luz, ni jugar con él y no sacarlo de la cuna.

Si llora intente calmarle con gestos tranquilos. Hacia el año de vida no debe alimentarse durante la noche, debe comprender que la noche es para dormir. Si se alimenta de noche tiene mas riesgo de caries. La leche materna no es criogénica, mientras que las fórmulas pueden serio, especialmente si tienen cereales añadidos o azúcares.

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Higiene del sueño

Cada familia tiene su nivel de tolerancia y sus propias creencias: no hay sistemas buenos ni malos, solo diferentes, aunque siempre hay que mostrar sensibilidad a las necesidades del niño y entender que hay circunstancias en que el sueño se trastorna (enfermedades, cambios o crisis familiares…)

Los padres deben decidir cuál es el momento en que van a sacar a su hijo de la habitación. Se recomienda que sea alrededor de los 6 meses, antes de que aparezca la angustia ante el extraño, y también porque es el mejor momento para establecer rutinas y que adquiera la capacidad de dormirse por si solo.

Si el bebé permanece en la habitación de sus padres será atendido de inmediato si llora. Los ruidos y las acciones de los adultos alteran su sueño y si responden cada vez que el niño se despierta (darle agua, ponerle el chupete, tocarle…) éste no lograra ser autónomo para conciliar el sueño.

  • Elija un juguete (o una mantita) que sea su compañero de cuna. Este objeto servirá de transición desde la dependencia de los padres hacia su autonomía.
  • Deje abierta la puerta del cuarto y si lo desea una luz tenue en el pasillo.
  • Procure que la habitación tenga una temperatura confortable y que no haya ruido ambiental. Conviene que lleve ropa cómoda.
  • Tener una hora mas o menos estable para levantarse y acostarse.
  • Las últimas horas de la tarde se dedicaran a juegos tranquilos. Conviene hacer siempre lo mismo a la hora de acostar al niño. Utilizar distintas rutinas puede dificultar el aprendizaje del sueño.
  • Se evitarán sustancias excitantes en la cena y beber demasiados líquidos (sobre todo cuando empiece a controlar esfínteres).
  • Es adecuado establecer una rutina especial a la hora de dormir: tras el baño y el cepillado dental, se va al cuarto y se puede tener unos minutos de transición en los que se lee o recita un cuento, se recuerda lo vivido en el día o se planifica la jornada siguiente. Luego un beso y una despedida breve. A veces se puede ser un poco mas «generoso» con el tiempo, aunque conviene que sean los progenitores quienes pongan punto final de forma firme y cariñosa.
  • Lo ideal es que el niño se acueste despierto y se quede dormido directamente en su cuna o cama. No conviene favorecer que se quede dormido en el sofá u otro lugar, probablemente en los cambios de ciclo de sueño se despierte.
  • Si el niño se despierta por la noche, acudirá a su habitación. Conviene mostrarse sereno y emitir un mensaje sencillo: «es hora de dormir, papá y mamá están cansados, te queremos, hasta mañana». Enfadarse, amenazar solo sirve para asustar al niño.
  • Es posible que haya que acudir alguna vez mas a atenderle si llora o no puede volver a conciliar el sueño. En todo momento se debe conservar la calma y el mensaje no debe ser agresivo.
  • No usar fármacos o sustancias herbales supuestamente naturales para regular el sueño de los bebés o para ayudar a conciliar el sueño.

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Ref. Programa de salud infantil. Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap), 2009. Exlibris Ediciones SL

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